lunes, 28 de diciembre de 2009

Llegué a casa, una fría lluvia había evaporado mis ideas, y entre la niebla que invadía la habitación cerré los ojos, dejando escapar no solo un par de lágrimas, sino todo un torbellino de pensamientos. Me quité la mascara, una máscara cómica que irónicamente oculta la tragedia de mi vida. Dos pastillas y un paraguas en mis manos, mil ideas intentando comprender como habían llegado ahí.

Miré mi rostro, el espejo acusador me hirió de pronto, mil arrugas en los ojos se reían de mi implacable intento de permanecer joven, parecía ser un secreto a voces de la garra fatal del tiempo. Me reí, todo era un circo, una ruleta rusa, un juego sin premio. El dominio de las horas comenzó a tomar su curso, me aproximé a las huellas de lluvia que dejó mi rastro y comencé mi plan, un plan infernal de reducir mi vida al número cero, tomé las pastillas antes encontradas y como un buitre en mi propio reino comencé mi estratagema, olvidé el azul de tus ojos, me olvidé de mi, me perdí en el misterio de la duda...

Acción- Reacción

Estas semanas la acción no ha estado en mis verbos, no he querido dar un paso importante sin analizar lo que traerá como consecuencia y se que pronto se acerca el momento de la verdad, se que pronto tendré que mirarme al espejo y decirle a esa mujer que tiene que demostrar lo que realmente quiere, que tiene que luchar por lo que cree y no tiene que temer más...
Yo sé que muchos no me entienden, podría asegurar que nadie entiende mi situación... y no pretendo que la entiendan, ¿para qué?... si apenas puedo yo ponerla en orden...
Me duele el vacío de mi ausencia, quiero regresar a lo que soy y no quiero ser vulnerable a lo que los demás ven en mi, eso no es verdad, nada, nada de lo que alguien vea en mi es la verdad, porque solo yo la se... solo yo se lo que quiero, como me imagino, cuando, en donde, de que manera y en que forma, solo yo puedo marcar la ruta de mis pasos y no puedo dejar que un barco velero ajeno a mi, embarque en el mar de mis ideas... no por ser cerrada, sino por llegar a entender el poder de mi intuición, por confiar en mi y en mis desiciones... solo por creerme capaz de trazar mi destino con inteligencia.
Hasta que punto uno debe soportar algo?.... Hasta el punto en el cual se da cuenta que es más lo bueno que lo malo, que no todo tiene que ser terciopelo, que hay espinas que te hacen conocer el placer... ese... ese es mi ideal y tu lo llenas... ¿Qué quiere el mundo de mi?.... ¿Qué quiero yo?... ese es el dilema...